El Chamamé y su historia




Para algunos historiadores: El Chamamé es una danza de pareja enlazada,  género bailable de música folclórica argentina, correspondiente a la música litoraleña. 
Su área de dispersión es el Litoral Argentino sobre todo en las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Centro Este de Formosa, Noreste de Santa Fe, todo el Chaco y Misiones, el Sur de Brasil.
Sus Orígenes
Se dice que la  palabra chamamé proviene de la frase en idioma guaraní "ñe'ẽ mbo'e jeroky", que quiere decir "cantos danzas". Es posible que este vocablo haya nacido, o sea originario de algún lugar de la región que representa; o que el pueblo lo haya exhumado de su bagaje tradicional, donde estaba adormecido. Acertada o no, real o ficticia la denominación de chamamé, el pueblo aceptó la misma, y así la difunde.
Si bien son relativos los antecedentes sobre los que pueda basarse un análisis cierto y valedero referido a los orígenes, de la denominación y sus implicancias, podemos remontarnos en las páginas del tiempo, al siglo XVII; y geográficamente al nordeste correntino, más propiamente determinado por las orillas del Río Uruguay. Allí tuvieron su asentamiento las raíces étnicas de nuestra raza guaraní (según lo que se conoce), fuertemente influenciadas por las corrientes jesuíticas, que en los albores del año 1600, fundaron las primeras reducciones.
Según Emilio Noya (Diario El Litoral de Corrientes, 11/10/1973, pág.7) "Las primeras reducciones de la compañía de Jesús, establecidas en la zona guaraníticas hacia el año 1609, advierten sorprendidas que los aborígenes poseían música propia y además, fabricaban instrumentos rudimentarios para acompañar sus danzas rituales y ejecutar motivos onomatopéyicos".
Algunos de los instrumentos mencionados por Noya, se perdieron a través del tiempo, tal como: congoera (flauta grande hecha con hueso); tururu (trompeta fabricada indistintamente con asta de caña); mburé (trompeta de tacuara); mbaracá (especie de guitarra cuya caja era de calabaza y constaba de cinco cuerdas); guatapú (bocina para atraer los peces); mimby (flauta de tacuara, similar a la quena); etc.; cuyos antecedentes llegaron hasta nuestros días, únicamente a través de las obras de algunos musicólogos.
El cordófono (arpa) también se perdió en el tiempo, y actualmente es utilizado casi con exclusividad en la República del Paraguay.
Otro producto del ingenio musical guaraní fue el que, emulado, habría llegado a ser el acordeón que en 1829 perfeccionaron Damián de Viena (quien fue el primero en patentar un acordeón) y Sir Charles Wheatstone, creador de los bajos. Sucesivamente aportaron reformas al instrumento, C. Buschmann y Bussón, en 1840.
Consideramos que el instrumento guaraní indicado, se trataba de una caja de madera con agujeros a la cual se le insuflaba viento por un sistema de fuelle manual; copiado del fuelle a pedal del órgano y similar al usado en la fragua, ambos elementos introducidos en la cultura guaranítica por los jesuitas.
Los sonidos de dicho instrumento, se lograban tapando y destapando con los dedos los agujeros de la caja; en actitud similar a la digitación que actualmente se realiza con los botones del acordeón.

Clasificaciones según sus influencias
Al Chamamé, se lo califica como: Chamamé orillero: en el que se notan muchas influencias del tango. , como  Chamamé cangüí (triste): se caracteriza por su tónica lenta y sentimental. O como Chamamé maceta: de pulso y ritmo vivos, habituales en los grupos que tocan en festivales, bailes y "boliches".
La Danza puede tener un ritmo alegre y animado, o, por el contrario, ser triste y alegórica.
Se caracteriza por una disposición musical poli-rítmica en la que la estructura de apoyo (bajo-base) se ejecuta en pie binario (3/4), mientras que la melodía, es decir el canto como los instrumentos de rasgueo, se sobreponen melódica y tonalmente con una estructura ternaria (6/8).

La Influencia del Chamamé
La influencia del Chamamé Llega al Chaco, Entre Ríos y Santa Fe incluyendo la ciudad de Rosario donde a partir de la primera mitad de la década de los cuarenta en el siglo XX se comenzó a gestar un gran movimiento chamamecero. Se extiende por toda la mesopotamia argentina y la provincia de Formosa y la Patagonia chilena.1 En la segunda mitad del siglo XX, debido a las migraciones internas, el chamamé comenzó a introducirse en la ciudad de Buenos Aires. Por lo demás, dada la afinidad cultural y la proximidad de su núcleo original, el chamamé es muy frecuente en Paraguay y Brasil en los estados de Mato Grosso do Sul, Paraná, Santa Catarina y el norte de Rio Grande do Sul. También hay que destacar, que más allá de donde es oriundo el chamamé y de sus de reconocidos pioneros, también en cada región, provincia, o ciudad cuenta con sus pequeños (grandes) autores, haciendo rica y variada la cultura chamamecera a lo largo y a lo ancho de la región.

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